"Un 65% de
los niños con sobredotación fracasa en el sistema escolar"
http://www.deia.com/2014/06/08/sociedad/euskadi/un-65-de-los-ninos-con-sobredotacion-fracasa-en-el-sistema-escolar
Parece que no atienden, aunque se enteran de todo, y a veces incluso retan
al profesor. "Trabajar con ellos es complicado, pero muy
satisfactorio", dice la experta
A. RODRÍGUEZ - Domingo, 8 de Junio
de 2014 - Actualizado a las 06:03h
BILBAO - "Se nos están escapando muchos niños con altas capacidades y a los
que tenemos detectados no les estamos dando una respuesta suficiente".
Para remediarlo la vicepresidenta de la Asociación para el desarrollo integral
de menores con altas capacidades, Elisa Álvarez, insta al Gobierno vasco a que
"valore a todos los niños de cuatro años y, a partir de ahí, elabore
estrategias".
¿Tener un hijo con alta
capacidad intelectual es una suerte?
-La familia no lo vive
así. Tú les dices que su hijo tiene un potencial estupendo, pero desarrollarlo,
muchas veces contra marea, no es fácil. Las familias tienen un gran pudor. Les
da vergüenza contar en el centro sus sospechas. Piensan que les van a
contestar: ¿Tan listos sois vosotros?
¿Les han llegado a decir
eso?
-Hay un clasismo
claramente definido. Si eres economista, se presupone que igual no vas tan
desencaminado, pero si eres albañil, eso casi se descarta. Es una vergüenza.
¿Los padres ocultan en
su entorno la potencialidad de sus hijos?
-Muchos no se lo dicen
ni a la familia. Este colectivo todavía está metido en el armario. Yo conozco a
unos padres que le decían al niño: "Acuérdate de que en la calle no sabes
leer".
A juzgar por el relato
de las familias, que se reconozca una alta capacidad no parece tarea fácil.
-Muchas veces los niños
llegan rebotados de los psicólogos y los servicios de salud porque no han
sabido darle una explicación a eso y lo único que les pasa es que necesitan una
atención específica para poder desarrollar su potencial de aprendizaje.
Los centros no siempre
les apoyan.
-El problema es que a
veces les dicen: "Yo no lo veo", porque la sensación es que tiene que
sacar las mejores notas de clase, cuando una alta capacidad es más fácil que
saque siempre muy buenas notas en una asignatura a que tenga un expediente
académico brillante.
A menudo fracasan en los
estudios.
-Un 65% de los niños con
sobredotación fracasa en el sistema escolar y empieza muy pronto, en Primaria,
a repetir cursos.
¿Por puro aburrimiento?
-O por otras cuestiones,
como que han aprendido a leer y han aprendido mal o no han elaborado
estrategias para escribir porque han aprendido tan pronto que les parece una
pérdida de tiempo y escriben mal.
Alcanzada la
adolescencia, ¿llegan a retar a los profesores?
-Los creativos, que siempre buscan tres pies al gato y no reconocen la
autoridad, son capaces de poner en ridículo al profesor. Una cría escribió en
el encerado Aré lo que pude. La profesora se descargó: "Tú,
que eres tan lista...". La niña le dijo: "También existe el verbo
arar". O eres capaz de no ponerte a su altura o atente a las
consecuencias.
-Algunos se relacionan
muy bien y son líderes naturales y a otros les cuesta más encajar. Una madre me
contaba que su hijo había hablado y andado precozmente, pero que no podía ser
una alta capacidad porque tenía amigos. Sigue en el inconsciente colectivo que
son casi como sociópatas solitarios y no es cierto.
Algunos se sienten
rechazados...
"Se nos están escapando muchos niños con altas capacidades y a los que
tenemos detectados no les estamos dando una respuesta suficiente"
Elisa Álvarez
Psicóloga
¿Se relacionan bien con
los niños?
-Hay veces que sufren
acoso, pero depende mucho de sus características y de la necesidad que tengan
de expresar lo que saben. Cuando tienen mucha, el resto no los acepta. Otros se
mimetizan y les va mejor.
Cuando se les acelera de
curso, ¿se adaptan bien a sus compañeros?
-Es curioso que esta pregunta no se haga
cuando repiten, que es cuando afecta de verdad, porque les cae encima el
sambenito de que no valen.
LA "ARDUA PELEA" DE LAS FAMILIAS
"Quiere saber
más y le dicen que repita"
http://www.deia.com/2014/06/08/sociedad/euskadi/quiere-saber-mas-y-le-dicen-que-repita
La madre de un menor vasco con altas capacidades relata la "ardua
pelea" de las familias para satisfacer a sus hijos
UN REPORTAJE DE ARANTZA RODRÍGUEZ -
Domingo, 8 de Junio de 2014 - Actualizado a las 06:03h
NO tiene un tomo de física cuántica debajo del brazo, ni gafas redondas,
ni cara de cerebrito. Solo una bonita sonrisa y muchas ganas
de aprender. Tantas que lo que le enseñan en el cole le sabe a poco. "Dice
que se aburre y que está cansado de repetir siempre lo mismo. Las horas de
clase se le hacen interminables y llega un momento en el que desconecta",
cuenta la madre de este niño con alta capacidad intelectual. Lejos de ser
"un camino de rosas", tener un hijo con una mente privilegiada le está
suponiendo un "sufrimiento", dada la deficiente colaboración que, a
su juicio, le están prestando desde el centro. "Mi hijo quiere saber más
y, en vez de acelerarle de curso, le dicen que tiene que repetir. No hay una
respuesta adecuada y es terriblemente duro para la familia".
Sentado frente al piano,
el crío toca una pieza. Y luego otra y seguido unas cuantas más, poniendo banda
sonora a su propia historia. "Ves que habla a temprana edad, que es
bastante autónomo antes de los tres años, que aprende todo muy rápido y tiene
gran memoria y empiezas a sospechar", se remonta años atrás la madre de
este alumno de Primaria. Sorprendida por la facilidad con la que su hijo
adquiría conocimientos, se lo comentó a la consultora del colegio. "Me
dijo que no me preocupara, pero luego pasa el tiempo y no hay atención",
lamenta. Tras los primeros cursos, empezaron los contratiempos. "Decían
que el niño no rendía como los demás, que había bloqueos, que no sabían ponerle
nombre al problema, cuando no había ningún problema, era una alta capacidad. Yo
ya avisé y no se hizo caso", protesta.
En la consulta del
pediatra, dice, encontró mayor "sensibilidad". "Me dijo que
tenía que buscar un diagnóstico y exigir que se le reconocieran sus necesidades
específicas porque si no, iba a tener somatizaciones", recuerda. Algo
normal en un niño que va al colegio a regañadientes y no encuentra en el aula
ninguna motivación. Una vez que un profesional certificó sus sospechas y
determinó las medidas más adecuadas para su hijo, tropezó con la
"incomprensión" del centro. "Él no va a estar a gusto mientras
no tenga las medidas acertadas y, en su caso, distan mucho de ser
satisfactorias. El especialista dice que hay que hacer una subida de curso y en
el colegio le dicen todo lo contrario, que no lo ven, que tiene que repetir.
Hay una gran facilidad en los centros para que la gente repita y una grandísima
dificultad, a veces incomprensible, para hacer una aceleración", denuncia.
Diagnóstico en mano,
tras mostrar que "el trabajo que desarrolla el niño en casa es más
amplio" que el que le correspondería por edad, ha conseguido algún que
otro paso, aunque le resultan insuficientes. "A mí me dicen que hacen
muchas cosas en el centro, que han hecho un enriquecimiento con mi hijo, pero
yo no veo los resultados. Aquí hay que dar respuestas e implicarse y si no
funciona una cosa, hacer otra", reclama.
Pese a que en Euskadi
hay alumnos a los que les han adelantado de curso en Primaria, a su hijo no
terminan de aplicarle esta medida. "No se puede esperar, la necesidad es
ahora, no mañana. Hay familias a las que les toca antes y tienen esa suerte,
pero no podemos dejar esto al arbitrio de dar con un profesional o un centro.
Tiene que estar estructurado y necesitamos especialistas para que esto no sea
un sufrimiento para las familias", demanda.
"CUESTA QUE HAYA CAMBIOS" Ahora, asegura, los padres se dejan la
piel para mover "la lenta y engorrosa maquinaria" y que los
profesores puedan, por ejemplo, acceder a unas horas de información.
"Tenemos que luchar con todo eso diariamente y es muy difícil porque hay
mucha rigidez y cuando quieres proponer algo, la primera respuesta siempre es
no. Nos cuesta terriblemente que haya leves cambios", subraya.
Por si fuera poco, dice,
a veces los consejos de las familias se interpretan como imposiciones. "En
nuestro ánimo nunca está imponer, sino buscar el bienestar y la integración de
los niños. Que los veas felices y que desarrollen sus capacidades. Para eso hay
que instaurar recursos. La familia llega donde llega y no todas las
obligaciones tienen que recaer sobre ella. En los centros tienen que ser
flexibles y dar respuestas. No podemos estar con las manos vacías y llevarnos
los problemas a casa nosotros siempre".
Conocedora de los
recursos que existen para los alumnos con discapacidad, exige para su hijo
igual trato. "Cuando hay un niño con discapacidad, todo está estructurado,
la acogida es fantástica y nadie se cuestiona nada. Socialmente y
educativamente hay una sensibilización. En el caso de la alta capacidad falta
sensibilizar a la gente. Se nos cuestiona aun con el diagnóstico".
"EN EL DESIERTO SIN CANTIMPLORA" A estas alturas del relato, visto el
"desgaste emocional" que ha sufrido la familia, el mito de que tener
un hijo con alta capacidad es una suerte se resquebraja. "La gente piensa
que es todo maravilloso, que aprenden rápido y no necesitan nada, pero eso no
se ajusta a la verdad y dista mucho de los muros que hay que derribar de
incomprensión, de falta de comunicación y de entendimiento. Esto no es un
camino de rosas, es una pelea muy ardua de las familias. Estamos totalmente
desamparados. Nos han dejado en el desierto sin cantimplora", equipara.
Inmersos en "un
pozo de emociones, inseguridades e incertidumbres", los padres de estos
pequeños tienen que asumir, además, otra factura, la económica. "Todo lo
costeamos las familias. Las necesidades de conocimiento que no satisface el
centro las soportamos nosotros y ahí entra desde ver museos a acudir a un grupo
de alto rendimiento, de donde salen insuflados de vida", afirma. Dada la
mala coyuntura económica, no todos pueden sufragarse estos recursos. "¿Qué
hacen las familias que no pueden asumir los gastos de un diagnóstico o
permitirse que sus hijos vayan a un grupo de alto rendimiento? ¿Estar
encerrados en casa llorando?", se pregunta.
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